El flush draw es una de las jugadas más habituales que existen en el mundo del póker. Dentro de la jerarquía de jugadas, es de las más fuertes que se suelen completar con facilidad, siendo en la mayoría de los casos en los que se completa, la jugada más fuerte que habrá en mesa.
Una de las particularidades de este tipo de jugada, es que suele completarse en la fase tardía del juego, es decir en el river. Esto la añade una especial dificultad a la hora de plantearla o planificarla, no siendo fácil jugar cuando nos queda una calle y una carta por completar y sufrimos una apuesta de cara fuerte por parte de un rival muy agresivo.
Se pueden jugar de varias formas diferentes los flush draw, no es necesario adoptar una forma de juego única. Podemos intentar jugarlos de forma pasiva, es decir, tratando de que tengamos la equity suficiente para que nos sea válida hacer la jugada y seguir viendo cartas que nos ayuden a completar el color. O bien, podemos ser un poco más agresivos y osados, y tratar de jugarlo como un semi bluff, utilizando como baza el fold equity de nuestro adversario más las odds que tendríamos para completar el proyecto de color.
Pero no es una decisión fácil de adoptar esta, ya que depende bastante del tipo de rival al que nos estemos enfrentando. Es decir, que si sabemos que es bastante agresivo y que va a ser muy difícil de tirarle de la mano, es mejor intentar aguantar sus embestidas tratando de que él lleve la acción, siempre y cuando el bote que se haga no sea muy grande. De esta manera, si formalizamos jugada, podremos dejarle que en el river nos intente echar con su bluff o jugada más débil sin tener que apostar. Este tipo de jugadores son los que más rentabilidad van a aportarnos con los flush draw, pero también serán los más incómodos a la hora de jugar.
