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Póquer y percepción

Póquer y percepción

El póquer, es un juego sujeto sumamente a la percepción subjetiva de cada individuo. Y diréis, ¿y qué no lo está? Es cierto, que toda en esta vida está sujeto a la visión personal de cada uno, que varía en función de nuestro estado de ánimo, posicionamiento psicológico, motivación, intereses y un amplio conjunto más de variables que influyen.

Sin embargo, este tipo de factores, son especialmente importantes en el mundo del póquer, ya que es un juego en que la psicología afecta notablemente. Algo que suelo ver habitualmente en los jugadores, es lo que llamo “y esto sólo me pasa a mí”.

Cuántas veces habréis oído a jugadores aseverar palabras similares, pensando que son tremendamente desdichados y que la mala suerte se ceba siempre con ellos. Casualmente, a todos nosotros siempre nos ligan en el river el color o la escalera, siempre nos hacen trío (e incluso póker) cuando nuestra pareja era superior a la suya.

Curiosamente, este tipo de jugador de póquer, no es capaz de identificar cuando le pasa a la inversa estas situaciones y empieza a ganar cuando no lo debería hacer. La mente humana, obvia esto y lo asume que se debe a nuestro buen juego y a que somos legítimos ganadores de la mano.

Pues bien, esto no siempre es así, y por norma general a todos nos afecta por igual este tipo de situaciones. Ya sea porque no nos entren manos jugables, porque no liguemos o porque nuestro rival no vaya cuando tenemos una mano muy poderosa, interpretamos que esto nos pasa porque tenemos mala suerte.

Es complicado medir la “suerte” de un jugador en términos globales, ya que por norma general será más habitual jugando al póquer que te toquen manos marginales, que por suerte liguemos jugadas fuertes en el board y nos las paguen o que manos fuertes nos lleguen consecutivamente a nuestras manos (tenemos que recordar que las probabilidades de que nos toque AA jugando al póquer es de una vez cada 220 manos que nos repartan).

Tenemos que ser lo más objetivos que podamos y no pensar que somos un vórtice de entropía al que nos pasan todo tipo de fatalidades, todos los jugadores pasan por rachas negativas de cartas, de completar jugadas o de ligar todo y recibir buenas cartas, pero a la larga todo se equilibra, quedando minimizada la parte fundamental de suerte y quedando el índice de habilidad , que en el fondo es el más importante para ser un ganador sólido jugando al póquer