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Jugar al póker: La pereza y jugar al póker

Jugar al póker: La pereza y jugar al póker

La pereza es un pecado que a día de hoy, con el significado que le damos a esta  palabra, ha perdido parte de su significado y puede que lo interpretemos erróneamente y más si lo intentamos relacionar con jugar al póker.

Según la Biblia, la pereza se refiere más a «la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo». Esto puede resultar algo confuso al oírlo, pero en la práctica se resumió en la desgana que aparta a un creyente de sus obligaciones como ir a misa, orar sus rezos, etc…

En lo que a nosotros nos concierne, ¿por qué la pereza es un pecado capital para alguien que decida jugar al póker? Parece obvio, de hecho podemos aplicar perfectamente la definición que al principio nos resultaba algo extraña. La pereza nos hace incapaces de hacernos cargo de nuestra propia existencia, es decir, de ganar dinero y por consiguiente alimentarnos o adquirir bienes.

La pereza no tiene por qué ser necesariamente provocada por la vagueza crónica. La pereza surge a consecuencia de muchos factores distintos, y nos sorprenderíamos viendo como muchos de ellos se pueden asociar a una persona que decide jugar al póker:

  • Falta de beneficio en relación al esfuerzo realizado: Esto le ocurre mucho a los jugadores de low stakes que están ganando céntimos. Por supuesto es un medio hacia un fin mayor y un aprendizaje necesario, pero la pereza puede aparecer con facilidad en este tipo de jugadores al no ver una recompensa inmediata.
  • Falta de preparación para realizar la tarea: Esto se traduce a cuando pasamos una mala racha o cuando pensamos que «todo el mundo es mejor que yo» y no nos apetece jugar.
  • Falta de motivación: La más extendida entre los jugadores de hoy en día. No deja de ser curioso que el poder ganar mucho dinero no sea motivación suficiente, pero como sabemos, no todo en esta vida es dinero.

Todos estos factores pueden hacer florecer la pereza, no pensemos que simplemente viene sin más porque una persona es vaga.

Jugar al póker – Consecuencias de la pereza

Podéis imaginar que son desastrosas las consecuencias de las mismas al jugar al póker. Un jugador de póker que se vuelve perezoso empieza a jugar menos, lo cual disminuye sus ganancias, la consecuencia más inmediata.

Sin embargo no es la peor, porque si siguiese siendo el mismo y jugando menos…bueno, simplemente ganaría algo menos. Pero normalmente esto va acompañado de malas rachas más largas, lo que mina la confianza del jugador y se traduce en más pereza y peor juego.

Y por si fuera poco, la pereza también nos impide mejorar. Nos impide que al acabar la sesión o antes de empezarla, podamos repasar la anterior, analizarnos la BBDD o simplemente subir unas manos al foro. En resumen, la pereza puede llegar a destruir a un buen jugador de póker. El hecho de que seamos nuestros propios jefes y no tengamos que dar cuentas a nadie hace más peligroso y probable caer en la pereza.